Adaptado por Jacobo Santín de "Suffering: An Existential Fetish" por Vincent Cheung
Los cristianos creen que los puritanos eran expertos en depresión espiritual, o "melancolía." Yo pienso que eran expertos en quedarse en ella, no triunfar sobre ella. Que hayan escrito tanto sobre el tema no significa nada si seguían batallando con eso. En vez de resolver los problemas que abordan, sus listas interminables promueven el aburrimiento, la depresión, la angustia, y la furia. Los que estudian a los puritanos como una ayuda podrán pensar que entre esos clérigos hay gente parecida a ellos, pero solo hay resonancia, no superación. Si un demonio viniera a oprimirlos, lo invitarían a tomar una tacita de café, lo estudiarían y vivirían con él durante años.
Creen que la solución es buscar a Dios, y buscar a Dios, y buscar a Dios, y arrepentirse de no sé qué, y buscar a Dios, y buscar a Dios, y arrepentirse más. Siempre andan "buscando" a Dios y escarbando para encontrar cosas sobre sí mismos de las que arrepentirse. Parecen estar más obsesionados con ellos mismos que con Jesucristo. ¡Buscar a Dios no sirve para nada si te niegas a hacer lo que te dice! Es inútil si te quedas rumiando tus sentimientos y dudas, y sigues con la rutina religiosa. Dios anda por acá, pero tú andas por allá "buscándolo" cuando en verdad le estás hablando a una pared y siendo piadoso, siendo farsante y estúpido. En verdad no estás buscando a Dios si te niegas a escucharlo y te niegas a creerle. Quieres ser humilde y celoso, pero sigues endureciendo tu corazón contra la sangre de Cristo. Con razón estás deprimido. Con razón persisten las dudas y las luchas. Las quieres, porque te hacen sentir especial. Pero cuando de verdad buscas, encuentras, y se acabó. No necesitas escribir 600 páginas presumiéndole a la gente cuánto tiempo has estado en contemplación.
Jesús dijo, "La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27). Tengo paz. Mi corazón no se turba. No tengo miedo. Yo no era así antes de volverme cristiano. Era tan miedoso y estaba tan deprimido que a veces no podía ni salir de mi cuarto. Cuando Dios me llamó a la fe, renací en Cristo. Empecé a estudiar mi redención, mi carta de emancipación, inmediatamente. Aprendí, renové mi mente. Estudió sobre la fe en Jesucristo y sus promesas felices. No perdí mi tiempo analizando mis problemas a morir, para después levantarlos de los muertos, pedirles perdón, fortalecerlos de nuevo, chillarle a Dios que habían vuelto, y después torturarlos con listitas aburridas hasta que se mataran para alejarse de mí. Me concentré en los méritos del sufrimiento y de la expiación de Cristo, en vez de concentrarme en los méritos de mi propia depresión y arrepentimiento. No me enorgullecí de mi vergüenza, sino que me aferré a Cristo. Tomé la paz que Jesús me dejó, y no permití que mi corazón se turbara, y deje de temer, y me volví feliz, más feliz y consistente que todos los que conozco.
Pablo escribió, "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7). Yo tenía tanta ansiedad que me paralizaba, pero volteé mi mente hacia Jesús y dejé de estar ansioso. En oración y ruego, con acción de gracias, le dijo a Dios lo que quería. Y se cumplió lo que Pablo dijo, la paz de Dios invadió mi corazón y fortaleció mi mente hasta la actualidad. Pedro dijo que, aunque no veamos a Cristo ahora, tenemos fe en Él, así que nos regocijamos con gozo inefable y glorioso (1 Pedro 1:8). Si dices que crees en Él ¿Por qué no tienes ese gozo? ¿No deberías por lo menos aceptar que deberías tenerlo? No necesitas cinco volúmenes de libros para admitirlo.
Los cristianos dicen siempre que debemos negarnos a nosotros mismos, crucificarnos. Hazte daño y serás salvo. No saben lo que la Biblia dice sobre ese tema en realidad. Cuando repitas como loro "Toma tu cruz," asegúrate de que sabes qué significa, o ni siquiera lo digas. Síguele y en algún momento Dios te va a decir "¡TÚ eres la cruz y te voy a aventar!" (mira Jeremías 23:33). La mayoría de los que se la pasan hablando sobre negarse a sí mismos y tomar cruces son tan molestos y egocéntricos. Si la Biblia dice que nos neguemos a nosotros mismos, ¿Lo has hecho? Y si lo has hecho, ¿Acaso no deberías experimentar lo que dice? ¿Por qué no tienes paz que sobrepasa todo entendimiento? Ah, no debí haber dicho eso. Ya estás otra vez en una esquina, analizándote y lamentándote otra vez.
Predicador, ¿Por qué no tiras esa enciclopedia de melancolía por la ventana y le declaras a tu gente "Gozo inefable y glorioso"? ¿Acaso un evangelio confiado y gozoso es una maldición para ti? Tú dices, "Jesús era varón de dolores." Lo leíste en un calendario, ¿verdad? Los que leemos la Biblia sabemos que hay más: "Fue despreciado y desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción. Fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:3-5). Es Isaías 53, hombre, ¿Cómo puedes no entenderlo? ¡Por supuesto que era varón de dolores, estaba sufriendo nuestros dolores! Claro que fue herido y abatido, lo castigaron para que nosotros tuviéramos paz. No dice, "por sus llegas fuimos heridos," sino que por sus heridas "fuimos curados." Recibimos lo contrario a lo que Él sufrió. Decir que Jesús era varón de dolores para que también vivamos en dolor es atacar la expiación y la sangre de Jesucristo.
Esta manera anti-evangélica de pensar es común. El sufrimiento de Cristo se presenta como algo que debemos imitar ingenuamente. Él sufrió en nuestro lugar y soportó muchas cosas para que nosotros no tuviéramos que hacerlo. Nuestro sufrimiento (cuando ocurre y cuando es legítimo) es diferente del suyo. Los cristianos que son demasiado ineptos para hacer distinciones simples en este asunto —y la mayoría lo es— no deberían enseñar sobre ello. Tienden a cargar a las personas con sufrimientos innecesarios, y de una manera que incluso sugiere que es algo espiritual y meritorio. Este tipo de enseñanza permite a los cristianos revolcarse en incredulidad y tristeza, y al mismo tiempo sentir que su sufrimiento tiene sentido. La incredulidad es asombrosamente estúpida, pero al mismo tiempo hace que las personas sean tan arrogantes que terminan midiendo a todos los demás según ella.
Para los cristianos, el sufrimiento es un fetiche existencial. Tal vez te agrada este sistema de dolor y lucha religiosa porque te hace sentir piadoso. Te estás excitando a ti mismo, enfermo. No tiene nada que ver con vivir para Cristo. Eres un falso. Si te negaras a ti mismo, entonces Cristo viviría en ti, manifestarías sus cualidades y su poder. Si te negaras a ti mismo, entonces tendrías fe, gozo, paz, sanidad y el poder del Espíritu, y todas las cosas que Jesucristo sufrió para obtener para ti. Dios incluso lo resucitó de entre los muertos y lo designó para supervisar que se aplicara la redención, para asegurarse de que recibas lo que te pertenece en Cristo y que nadie te lo pueda arrebatar. Pero, ¿qué haces? Le escupes en la cara, pisoteas su sangre y luego predicas eso como si fuera el evangelio.